El tratamiento cognitivo-conductual (TCC) para la adicción al juego se basa en identificar y modificar patrones de pensamiento y comportamiento disfuncionales relacionados con el juego. Sus objetivos principales son:
1. Evaluación y psicoeducación
Evaluar la gravedad de la adicción y sus consecuencias.
Educar al paciente sobre cómo el juego afecta el cerebro y la vida personal.
2. Identificación de pensamientos disfuncionales
Identificar creencias erróneas sobre el juego, como la ilusión de control o la idea de que pueden «recuperar» lo perdido.
Trabajar en la «falacia del jugador», que es la creencia de que después de muchas pérdidas, una victoria es inminente.
3. Técnicas de modificación de conducta
Estrategias de autocontrol: Evitar lugares o situaciones que desencadenan el deseo de jugar.
Registro de pensamientos y emociones: Llevar un diario para analizar qué factores influyen en el impulso de jugar.
Exposición con prevención de respuesta: Simular situaciones de riesgo y aprender a controlarlas sin ceder al impulso.
4. Desarrollo de habilidades alternativas
Aprender estrategias para manejar el estrés y la ansiedad sin recurrir al juego.
Fomentar nuevas actividades recreativas y sociales.
5. Reestructuración cognitiva
Desafiar creencias irracionales y desarrollar pensamientos más realistas.
Practicar técnicas para resistir pensamientos automáticos sobre el juego.
6. Planificación de prevención de recaídas
Identificar señales de advertencia temprana.
Desarrollar estrategias para manejar situaciones de alto riesgo.